La música que prefieren los pilotos de la Fórmula 1

Se mueve Jaime con una mochila abarrotada con 200 discos, a los que añadir miles de megabytes en formato digital. Combina sonidos imposibles con guiños al pasado, como solos de María Callas o declamaciones poderosas de Martin Luther King en pleno discurso. Música, música, música, sin parar. A la boda de su hermana intentó llevar a Rebeka Brown, vocalista del momento en los temas que revientan las pistas de baile. Música, más música. También en sus sesiones de gimnasio y bicicleta: «Me da fuerzas, me vengo arriba». ¿Y en el coche de carreras? Ahí no. Una lástima. «Sería imposible, bastante tengo con estar atento a los mil sonidos del motor, de las ruedas, la suspensión...». En los grandes premios lleva cd's a sus mecánicos, departe con Nico Rosberg, también con casa en Ibiza, fanático del house, y quiere plantear a Adrián Sutil, pianista en los ratos libres, una ecléctica colaboración. El resto de pilotos, como Alonso, prefieren el pop.

Las mezclas, antes de subirlas a la red, las hornea en el estudio que tiene en su casa en Barcelona, cueva secreta para olvidar el ruido de los motores, para romperse ante los platos. «No hay nada como pegarte un día de karts con los colegas y luego, del tirón, terminar haciendo una sesión en mi garaje. Y flipar. Eso es lo más», asegura con intensidad, levantando las manos, como si visualizara a la masa vibrando. Puro desfase, siempre light, claro, porque el chico, no olvidarse, es un atleta al que Red Bull dobló la tarea física esta pretemporada. «No salgo desde Nochevieja. Y cuando lo hago, como mucho, dos copas y a las tres en casa. Me cuido», garantiza con tono serio.

Jaime asume la vinculación de su música con el lado más golfo de la noche, también con las drogas, para qué engañarse. El dopaje viaja con el dance, pero a él le gustaría que sus ritmos, que la Fiesta con mayúsculas, pudiera mirarse con menos prejuicios. Él opta por la vía más saludable. «Hay muchas formas de salir. Hay peña que lo hace para ligar, otros para pasárselo bien, otros para beber, otros para drogarse... Lo sé, pero yo lo hago sólo por la música, para poner unos discos». La noche, con todos sus rostros. «No me asusta lo que veo. Peor son cosas de la F1, los líos de la FIA, los intereses económicos... eso sí que es feo».

Señor piloto-DJ, ¿hay similitudes entre sus dos pasiones?: «Sí. A la hora de pinchar tienes que tener intuición para acertar con el siguiente tema. Como en la pista, donde debes prever lo que van a hacer los demás. Y en la cabina hay que conectar con la gente, no llegar y darle al play con cara de estrella. Eso no es ser un DJ». Ni tampoco un piloto.

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