A Sean Connery le apasiona el golf

Junto con Denzel Washington, Wesley. Snipes (Orlando, Florida, 1962), es uno de los mejores actores afroamericanos de su generación. Las películas de Spike Lee (MoBetter Blues y Jungle Fever) y Mario Van Peebles (New Jack City) le convirtieron hace dos años en una estrella. Ayer pasó por Madrid para promocionar Sol Naciente, película basada en el best seller de Michael Crichton que protagoniza junto con Sean Connery, un filme que llega precedido de controversia por las acusaciones vertidas por su contenido xenófobo antiasiático. 

«No creo que la película sea racista. El follón lo generó un pequeño grupo que creyó que la película iba a ser exacta al libro. Lo que ignoran es que todo lo que contenía argumentos racistas fue eliminado. La película ha introducido muchos cambios y los que montaron el escándalo no han pedido ni siquiera disculpas. Ha sido todo muy desafortunado».

Snipes sabe lo que es estar implicado en la polémica. Su participación en Jungle Fever, en la que se condenaban las relaciones sexuales interraciales, le llevó hasta la portada del Newsweek: «Lo único positivo de las polémicas es que, desafortunadamente, llevan gente al cine». 

Snipes, un actor fascinado por los personajes manipuladores al que no le quita el sueño interpretar villanos malvados, «los malos son más divertidos, los buenos son demasiado fríos y controlados y no te permiten salirte de una línea recta. Y yo soy un actor muy físico y energético, aunque me llevo preparando desde los trece años para poder interpretar todo tipo de papeles», es en Sol Naciente un policía encargado de averiguar la identidad del asesino de una prostituta de lujo en el edificio de un poderoso «holding» nipón radicado en Los Angeles. 

El director Philip Kaufman introdujo en la novela de Crichton una variante: el policía sería afroamericano. Snipes, un actor magnético, camaléonico, intenso, de gran presencia física y experto karateka, introdujo a su vez no pocas novedades: «Fundamentalmente he dotado al personaje de humor porque el de la novela era realmente un tipo aburrido y el tonto de la función, así que decidí insuflarle vida, dotarle de sarcasmo y humor. Y también convertirle en un buen karateka. Yo lo soy en la vida real y así me pude proporcionar un poco de diversión, porque Sean Connery se lo montó para poder aparecer jugando al golf, su verdadera pasión».

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