Peter Minshall de creativo tiene poco
No podía ser de otra forma. Mister Peter Minshall, el creador artístico del número musical en el que se rendía homenaje al folklore de los países participantes, puso sus neuronas a trabajar e identificó a España con el flamenco y Andalucía. No hubo nada nuevo bajo el sol de justicia que presidió la ceremonia inaugural del Campeonato del Mundo de fútbol.
Se echó en falta a La Fura del Baus aunque al menos, en algunos momentos, hubo marcha como cuando llegó el turno de los representantes de la música americana, el de Diana Ross, o cuando Willian F. Clinton, presidente de los Estados Unidos, fue mayoritariamente abucheado antes de que tomara la palabra para dar la bienvenida a la comitiva del Mundial. Después se ganó los aplausos al desear suerte a alemanes y bolivianos.
Fue una de los actos más breves de los últimos grandes acontecimientos deportivos. Apenas tres cuartos de hora para ir al grano, a lo que realmente interesaba para olvidar el ardiente infierno de las gradas del estadio Soldier Field.
Calor insoportable, más de 40 grados, condena para los periodistas de prensa, alejados de un mínimo toldo que protegía a los enviados de radio y televisión y larga espera para los alemanes y bolivianos que ocuparon el santuario de los Chicago Bears.
Los alemanes eran mayoría, los bolivianos animosos, «Ya, ya, ya, Bolivia ganará» o «campeones, campeones», y los norteamericanos, con su presidente Clinton a la cabeza, escasos y sorprendidos. Un «speaker» intentó hacer la espera más llevadera animando a que las dos aficiones hicieran la ola: «let»s go, vamos, vamos». Demasiado ejercicio para el clima.
Se notó la presencia de la numerosa colonia alemana en la ciudad de Chicago. Además, numerosos vuelos llegaron en los días previos al encuentro.
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