Las compañías chinas van ganando posiciones
En el mundo de la telefonía hay más de una docena de marcas,
pero sólo dos presumen de repartirse los beneficios de esta industria: Apple y
Samsung. Juntas acaparan más del 90% de los beneficios que genera el negocio de
telefonía móvil.
El resto de los fabricantes pierde dinero o tiene beneficios
tan pequeños que apenas representan un serio problema para estos dos gigantes.
Pero hay una excepción, una amenaza que crece a un ritmo
mucho más alto que el resto de la industria y que pronto podría suponer un
quebradero de cabeza para estas dos empresas.
Compañías chinas que hasta ahora
pasaban desapercibidas en el mundo de la telefonía están adelantando al resto
del mercado y tomando posiciones para convertirse en los próximos grandes
rivales en el sector de la electrónica.
Huawei, que aún concentra en la venta de antenas y otro tipo
de equipamiento de redes más del 60% de su negocio —es una de las marcas usadas
habitualmente por las operadoras españolas—, es el mejor ejemplo.
En el último
año, sus ingresos han crecido un 8,5% impulsados en buena parte por la división
de telefonía móvil, que considerada de forma independiente crece casi un 17%.
Sus smartphones han pasado de ser terminales escondidos en
el catálogo de las operadoras a modelos que los usuarios piden por su nombre.
"El P6 es posiblemente el teléfono que más ha cambiado nuestra imagen,
tanto en nuestro mercado doméstico como en el internacional", asegura Eric
Xu, presidente en rotación de Huawei —en la empresa, propiedad de los
trabajadores, varios altos ejecutivos se turnan cada pocos meses para tomar la
decisiones estratégicas—.
El mayor crecimiento en ventas es para el propio territorio
chino, donde la compañía se está consolidando como uno de los fabricantes más
importantes, pero le sigue de cerca Europa, donde la telefonía móvil se ha
estancado tras cinco años de rápida adopción.
El último informe trimestral de
Kantar Worldpanel, que mide la cuota de mercado de las diferentes plataformas,
apunta a una caída de más del 5% de Android (sistema operativo utilizado por la
mayoría de los fabricantes) en nuestro país.
En el conjunto de Europa
occidental, la plataforma de Google apenas crece el 1,5%. Huawei espera vender
más de un millón de terminales en España en 2014 y más de 80 millones en todo
el mundo. En 2013 vendió 52 millones de terminales, una cifra importante, pero
inferior a la que la propia empresa marcó como objetivo.
Los fabricantes chinos, que durante años se han enfocado a
la gama media y baja del mercado —móviles que solían entrar dentro de las
ofertas más asequibles en subvención con operador—, encuentran ahora el terreno
abonado, además, para mover su catálogo de producto hacia la gama media-alta.
"Hemos invertido más de 5.000 millones de dólares en el último año en
investigación y desarrollo", asegura Xu. La cifra viene a suponer el 12%
de sus ingresos por ventas, una cantidad significativamente mayor a la que invierten
las compañías occidentales.
DISEÑO PROPIO.
La consecuencia visible es que móviles que
hasta hace un año parecían clones de los modelos creados por compañías
japonesas, coreanas o norteamericanas empiezan a tener características
distintivas.
Los materiales mejoran, los servicios en la nube asociados a los
móviles se vuelven más competentes y la fuerte sinergia con los operadores por
la venta de infraestructura se traduce en mejores relaciones a la hora de
vender terminales para el consumidor.
Se espera que la compañía presente nuevos
teléfonos y tabletas, entre ellos el sucesor del P6, en un evento durante la
próxima semana en París. Del teléfono, que previsiblemente se llamará P7, aún
no se conocen detalles, pero se espera que tenga una pantalla de cinco pulgadas
y cámara de 13 megapíxeles.
Para las compañías establecidas, el desembarco de China —que
también protagonizan marcas como ZTE o Xiaomi— supone un serio problema.
Salvando el caso de Apple, la mayoría de las ventas se concentra en móviles de
precio asequible, modelos que compensan un menor margen de beneficios con un
mayor número de unidades vendidas.
Éste es el sector, sin embargo, que más
expuesto está a los movimientos de los nuevos fabricantes.
En China se
concentran las mayores plantas de fabricación de electrónica de consumo, lo
cual se traduce en un acceso más barato al mercado, y a menudo se acompañan los
lanzamientos con una menor inversión en marketing y publicidad, confiando en
que la etiqueta del precio, el boca a boca y el impulso del operador suplan el
menor gasto promocional.
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