Windows para que lo lleves en tu muñeca
Un ordenador en cada hogar. Ése era el ambicioso plan de
Bill Gates a finales de los 70 para Microsoft, su compañía recién fundada. Ga
tes, por supuesto, no esperaba vender esos ordenadores.
Fijó su ambición en los
sistemas operativos, el software necesario para que las personas pudieran
relacionarse con facilidad con las nuevas máquinas.
La estrategia, como ahora sabemos, funcionó. Microsoft se
convirtió en la plataforma dominante de la informática doméstica, con presencia
en casi nueve de cada diez ordenadores en circulación.
La compañía intuyó a
principios del nuevo siglo que el siguiente paso sería la telefonía móvil, pero
no pudo repetir la fórmula. Cuando el mercado comenzó a madurar, Android,
gratuito, resultó una propuesta mucho más interesante para los fabricantes que
Windows Phone.
Aunque una comparación directa no es posible, hoy se puede
considerar a Android como el Windows de la era del móvil, la plataforma elegida
por la gran mayoría de marcas.
Microsoft no puede conformarse, de momento, ni
con el segundo puesto. Apple ha tomado también la iniciativa en este sector.
¿Qué le queda a la compañía de Redmond? Adelantarse al próximo gran mercado, el
de los objetos inteligentes y la informática vestible.
La pasada semana, la compañía anunció su intención de
convertir a Windows en una alternativa gratuita para todos los dispositivos con
pantallas de menos de nueve pulgadas.
Eso quiere decir que ahora compite con
Android en el mercado de las tabletas más pequeñas y los teléfonos. Ambos
tendrán coste cero para los fabricantes que quieran usarlos en sus
dispositivos.
Pero esta maniobra también abre la puerta a que Windows
entre en toda una serie de productos inteligentes que llegarán al mercado en
los próximos años, desde relojes a sensores médicos que podrán llevarse siempre
puestos.
Ahora mismo, este tipo de dispositivos inteligentes, todavía
limitados, se fabrican usando variantes de Linux adaptadas para el bajo
consumo. Google anunció hace unas sema - nas una plataforma propia, Android
Wear, destinada a este tipo de productos que se comenzará a usar este año en
relojes de pulsera.
Los requerimientos de Win dows, incluso en sus versiones más
simples, son todavía demasiado altos, pero la velocidad a la que avanzan las
plataformas de desarrollo parece jugar a favor de Microsoft.
Intel presentó
hace unas semanas una nueva placa, bautizada como Galileo, que esconde un chip
compatible con la arquitectura X86 y todos los componentes necesarios de
comunicación.
Es un mini PC con un tamaño un poco mayor que una baraja de cartas
y listo para ser incorporado en pequeños objetos.
"Vamos a asistir a la
transformación de una gran cantidad de dispositivos cotidianos en objetos
inteligentes y, gracias a estas plataformas, podemos llevar a ellos nuestro
sistema operativo", aseguró Terry Myerson, responsable de la división de
Windows en Microsoft, durante el reciente congreso de desarrolladores BUILD,
celebrado en San Francisco.
La propuesta, en cualquier caso, es arriesgada. Microsoft
sueña con un Windows en cada muñeca, pero, a pesar de que los analistas manejan
cifras milmillonarias para este mercado de objetos conectados y accesorios de
moda tecnológicos, los primeros productos no están teniendo la recepción
esperada.
En Estados Unidos, según Endeavor Partners, un tercio de los
usuarios que han utilizado un dispositivo de electrónica vestible ha acabado
por abandonarlo antes de seis meses. Si se cuentan sólo los dispositivos
enfocados al fitness, las pulseras que miden la actividad, la cifra sube hasta
el 50%.
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