Cine de culto para incultos

Es curioso que la memoria que los cinéfilos del panorama internacional guardan de Warren Clarke no tenga relación alguna con la popularidad de la que gozó este actor entre los telespectadores del Reino Unido. Fallecido el pasado miércoles, mientras dormía, tras una breve enfermedad, para la cinefilia internacional, Clarke fue básicamente el Dim de La naranja mecánica (Stanley Kubrick, 1971). En efecto, uno de los drugos que osaban mofarse del coro de la Sinfonía n.º 9 de Beethoven, la favorita del nefasto Alex (Malcolm McDowell), cuando la entonaban unos clientes en el bar donde la perversa pandilla que lideraba acudía a tomar su leche especial para las noches de ultraviolencia.



Siendo el caso que Kubrick, ya afincado en Inglaterra, retiró personalmente la película de la cartelera ante la oleada de violencia que provocó entre los jóvenes que asistieron a sus primeras proyecciones –su anticipación de las crueldades de ciertas tribus urbanas de nuestros días es proverbial–, La naranja mecánica no goza en el Reino Unido del prestigio que tiene en otros países. Así pues, para los telespectadores británicos, Warren Clarke fue, antes que nada, el detective Andy Dalziel de Dalziel and Pascoe, uno de los dramas criminales más populares de la BBC. Sus primeras emisiones se remontan a 1996 y fue en ellas donde la fortuna, que hasta entonces le había sido esquiva, se acordó de este impecable actor de reparto.

Nacido en Oldham (Inglaterra) en 1947, Warren Clarke sólo tenía 15 años cuando dejó los estudios para emplearse como chico de los recados en el Manchester Evening News, uno de los principales rotativos de la ciudad. Sin embargo, el futuro del joven Clarke estaba en los montajes de teatro amateur en los que intervino en salas como la Huddersfield Rep o la Liverpool Playhouse. Ya andando los años 60, debutó en algunos espacios dramáticos de la pequeña pantalla antes de convertirse en un intérprete frecuente de Coronation Street (1965-1968), su primer éxito.

Como era casi obligado entre los jóvenes actores de su tiempo, en los comienzos de su filmografía no faltó una intervención en una entrega de Los Vengadores: Invasion of the Earthmen. Dirigida por Don Sharp, uno de los realizadores más prominentes de la época, fue emitida el 27 de marzo de 1968. Siendo Los vengadores todo un mito de la televisión internacional, no sólo inglesa –hoy también del Swinging London–, cumple dar noticia del Rodney Trump al que Clarke dio vida en aquella ocasión.

Ya convertido en un intérprete frecuente en las dos pantallas británicas, tras su colaboración con Kubrick volvió a coincidir con Malcolm McDowell en Un hombre de suerte (1973), una comedia del Lindsay Anderson. Un año antes le había traído a España el rodaje de Marco Antonio y Cleopatra. Dirigida y protagonizada por Charlton Heston, en sus secuencias Warren Clarke recreó a Scarus. Para Krzysztof Zanussi, uno de los grandes del cine polaco, fue el Wladek de De un país lejano (1981), biopic dedicado a Juan Pablo II.

Aunque nunca se sintió tentado por Hollywood, colaboró con Clint Eastwood en Firefox, el arma definitiva (1982) y con Elaine May en Ishtar (1987). Trabajador infatigable, entre series televisivas y películas, Clarke alcanzó los años 90 convertido en uno de los grandes actores de reparto de su país. Fue entonces cuando llegó Andy Dalziel, su primer gran protagonista. Definido por el actor como "un cerdo machista", comenzó a dirigir personalmente algunas de sus entregas a partir de 2000.

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