Blackberry quiere salir de la bolsa y ponerse en venta

Blackberry, la empresa que popularizó los smartphones, saca la bandera blanca y, según la agencia de noticias Reuters, estudia venderse a un fondo de capital-riesgo (private equity) que la saque de Bolsa y la someta a una reestructuración de caballo.

Tras la noticia, las acciones de Blackberry subían anoche un 7,15% a media sesión en Wall Street, en lo que constituye posiblemente la única alegría que el gigante canadiense de la telefonía móvil ha dado a sus inversores en el último lustro. Blackberry ha pasado de ser sinónimo de teléfonos móviles inteligentes a ser un jugador marginal en ese mercado.

El sistema operativo (es decir, lo que hace que los teléfonos funcionen) de Blackberry acaba de caer a la cuarta plaza en cuanto a cuota de mercado, con apenas un 3,1% de las ventas del sector a nivel mundial. Eso quiere decir que incluso el de Microsoft store y Nokia, considerado unánimente un fracaso comercial, tiene más éxito. El Android de Google y el iOS de Apple siguen siendo respectivamente los números uno y dos en el mercado.

Si Blackberry deja de cotizar en Bolsa, sus directivos se verán libres de la presión de presentar resultados trimestrales y de tratar de contentar a unos accionistas que han perdido el 90% de su inversión desde 2008. Es una solución muy común en compañías que están en crisis o cuyos sectores de actividad están viviendo una transformación profunda. Entre los ejemplos están varios periódicos de EEUU (como The Washington Post y el Boston Herald) y, sobre todo, el gigante de los ordenadores personales Dell.

El fundador, presidente y consejero delegado de esa empresa, Michael Dell, ha lanzado una oferta de compra de acciones de grupo, con la ayuda del fondo de private equity Silver Lake y de Microsoft. Su plan Dell es reestructurar la compañía para adaptarla a un mundo en el que las tabletas y los móviles están reemplazando a los ordenadores personales.

Claro que una cosa es querer vender la empresa y otra que alguien esté dispuesto a pagar los 3.800 millones de euros que Blackberry vale, más una prima para convencer a los accionistas.

En el pasado, Google, Amazon, Microsoft y Nokia podrían haberse interesado por una compañía como Blackberry. Hoy sólo les interesarían sus patentes. Los fondos son, así pues, los únicos posibles compradores. Pero incluso en ese caso hay otro problema adicional: el Gobierno de Canadá podría vetar la operación.

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