El gobierno de que partido es

El presidente del Gobierno llega al ritual debate de hoy con la sensación de alivio que es rasgo dominante entre las recién paridas. Creo que la antigua palabra que significa el final del embarazo es la más indicada para envolver el peso de lo que fueron los últimos nueve meses de Guerra en el Gobierno. Por primera vez desde hace más de diez años, sentado en su escaño, Felipe González limita a su izquierda también con la derecha.

Se encuentra pues en su sitio, en el lugar insospechado en el que el bajo contenido ideológico de su programa político le permite hablar en su propia lengua a nacionalistas y centristas, incluyendo en ciertos temas -Política Exterior, Economía y Defensa- a los conservadores aznaristas. Con alguna exageración, casi podría escribir que en el pensamiento del ciudadano González, del mundo clásico de la cultura socialista apenas sobreviven las fobias anticomunistas. Otros recelos «de clase» heredados de la tradición izquierdista, se diría que pertenecen al testamento de Alfonso Guerra. Aunque habitualmente resulta imposible traducir las palabras de Martín Toval sin acudir al mundo de la fantasía, antes de ayer, en Radio Nacional, se le entendió todo. 

Incluso lo que respira por el pulmón de las advertencias de timbre fundamentalista. Dicho en palabras de dos ideas: antes, los socialistas estaban en el Gobierno y el Grupo Parlamentario tenía poco trabajo; desde que dimitió Guerra los diputados hacen horas extraordinarias.

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