Jiménez Fortes el héroe de Pamplona

Otra puerta grande en Pamplona y un novato, Jiménez Fortes, sabio más allá de la anécdota de la Puerta del Encierro; con dos pares; y con una estética malagueña que va del azul Picasso a la luminosidad de los versos de Manolo Alcántara. Se preguntaban estos días en El Escorial los expertos en espectáculo y comunicación ¿cuánto durará esta cosa de las corridas? El más optimista les daba unos 15 años, lo cual alarmó a la concurrencia, incluido el director del curso Ignacio Amestoy; a mí me pareció una predicción nada catastrofista a no ser que esto cambie. Siempre cito a Ignacio y me olvido de su hermano Alfredo, que es más aficionado y con el que coincido en los fastos taurinos de Bilbao. También se preguntaban, sobre todo Alberto Andreu, por el modelo de comunicación y difusión de la Fiesta: un nuevo mundo se va configurando entre convulsiones. 

Economía; las sobras de los ritos funerarios valieron, en Hamlet, para el festín adúltero y nupcial. Economía, economía... Ojalá todo fuera como en Pamplona: llenazo cada día. Illumbe, de Donosti, resistirá mientras la plaza se llene: los mercados. Y ya ven ustedes cómo funcionan los mercados malditos. A ver quién tira del carro en los demás sitios que no son Pamplona. Porque con tres corridas de José Tomás en Badajoz, Huelva y Nimes no se arregla la Fiesta. Se arregla la economía personal del torero y del flautista, pero nada más. 

Imponente corrida de los jandillas de Ricardo Gallardo, al que las figuras han empezado a hacerle ascos porque «no se deja», ni «colabora» y es sólo «manejable» en la medida que la muleta del matador manda. Ayer Jiménez Fortes mandó. Rubén Pinar demostró que puede estar en muchas ferias; y si se pule un poco y refina, mucho mejor. César Jiménez está en el grupo ese del G-10, pero no demostró trazas de figura; por otra parte eso del G-10 no quiere decir nada: mucho ruido y pocas nueces. Pocos de ellos vienen a Pamplona. Por lo cual felicito a Jiménez por el gesto. En él no está el futuro, que debiera estar en manos de Fortes, por ejemplo. O de David Mora al que ayer le dieron un premiazo en el hotel Sancho Ramírez a los sones del pasodoble El casta. Se lo entregó doña Yolanda Barcina a la que echo de menos en el palco por las monumentales broncas que le dedicaban las peñas. Vuelva doña Yolanda. Mejor broncas de toros que tartazos (no tortazos) de políticos mal educados. ¡Va por usted!

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