Quienes son los amos del mundo

A pesar de lo que puedan creer, Pedro J. Ramírez no dirige el mundo, y siempre supimos que nuestros políticos tampoco, que decidía más el poder económico, incluso el judicial. Ahora tenemos la certeza: el Club Bilderberg.

Un club secreto formado por la elite política, económica y social, que se reúne un fin de semana cada año en un lugar distinto del planeta para dirigir los acontecimientos. Jamás se informa con antelación del día o el lugar donde celebran sus reuniones; lo hacen pocas horas antes por cuestiones de seguridad. Llegan de países diversos, y durante dos días a puerta cerrada, marcan las directrices del mundo.

No es un club de nueva creación. Este mayo cumplirá los 50 años de existencia y le debe el nombre al Hotel de Bilderberg al oeste de Holanda, donde se celebró la primera de sus reuniones. Próximamente, un magnífico libro de Cristina Martín les ofrecerá todo tipo de detalles acerca del Club Bilderberg, pero les avanzo algunos, como que Esperanza Aguirre ha reconocido públicamente haber formado parte de él, al igual que Rodrigo Rato, como presidente del FMI.Felipe González les acogió en España en una ocasión, y también participó Trinidad Jiménez. 

Estos españoles privilegiados compartieron club privado con Bush y Clinton, con los directivos de France Telecom, Wall Street Journal y Coca-Cola, o con miembros de varias casas reales, incluso jueces. Forman parte de estas reuniones los dueños de bancos, comisarios europeos, millonarios como la familia Rockefeller, Henry Kissinger o el secretario general de la OTAN.

Asegura Cristina Martín en su libro de próxima aparición que en este club que domina el mundo se decidió la Guerra de Irak, la caída del dólar o la implantación en el mercado farmacéutico de los genéricos. Este club secreto dispone de un «comité conductor», que es el que dice a quién se invita y a quién no, y su éxito radica en que nadie molesta a nadie y todos escuchan.

Nuestras sospechas eran ciertas: estamos gobernados por una sociedad secreta y elitista cuyo objetivo es mantener el orden establecido por Estados Unidos y que su capitalismo excluyente no tenga fin.Pretenden establecer un nuevo orden mundial hecho a la medida norteamericana. De ser ciertas estas informaciones, se confirma que vivimos en una democracia dirigida por un pequeño grupo de poderosos. 

Ha trascendido que defienden la creación de un ejército mundial vigilante, de una base oficial de datos que identifique a cada individuo. Incluso pretenden crear una ley de seguridad mundial. Su objetivo no sólo es el poder, sino también el beneficio económico sin fronteras. Buscan una única dirección global en los negocios que beneficie a la mayoría de los que forman parte del club. Como dice el periodista de la revista Epoca Javier Estulin, «el objetivo es al mismo tiempo vender las armas y la mantequilla».

Tantos esfuerzos y millones invertidos en campañas electortales estériles, en referéndums, elecciones, investiduras, consejos de ministros, foros de Davos puro teatro para tener contentas a las «bases». Somos títeres manejados por sus cuerdas atadas y bien atadas y no podemos escapar de ellas.

Los miembros del club están encantados con España porque sólo se habla de ellos con incredulidad, en programas de televisión como TNT o Pecado Original, y mientras no se crea en su poder real ellos seguirán mandando en el mundo tranquilos.

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