Los productos ecológicos se compran cada día más

Ecológicos en España, Alemania y Holanda, biológicos en Francia, orgánicos en los países de habla inglesa... tres denominaciones diferentes para un mismo tipo de alimentación. 

Sin embargo, mucha gente los confunde y uno se hace un lío si piensa en todos los productos que por ser poco conocidos nos parecen extraños. «El cómo se llamen es lo de menos. La industria no biológica se ha apoderado de los nombres, pero es lo mismo. 

Lo único en lo que se tienen que fijar los consumidores a la hora de comprar es que lleven el sello del consejo regulador de la agricultura.

Esto les dará la garantía de saber que ese producto es ecológico», explica Jaime Arias, dueño de Sopa, una tienda de productos ecológicos en la que, además, se puede comer y comprar complementos. Tomates, legumbres, quesos, yogures, vino... No hay ningún producto en el mercado que no podamos encontrar en su versión ecológica, porque todo puede ser fabricado por medios naturales, sin intermediarios químicos.

En comparación con otros países europeos, como Alemania y Gran Bretaña, en España las tiendas biológicas siguen siendo una anécdota en el mercado. Sin embargo, en los dos últimos años su crecimiento ha sido espectacular, especialmente en grandes ciudades, como Madrid, en la que se pueden encontrar una treintena de establecimientos.«Cada día tenemos más clientes, personas con un alto nivel cultural, pero también adquisitivo, porque lo único que todavía frena el consumo de los productos biológicos es su coste. 

Por eso es tan bueno que la demanda crezca. De este modo se podrán abaratar los precios y se venderá más», señala uno de los comerciales de Naturasi, un inmenso supermercado en el que se puede encontrar cualquier producto biológico existente en el mercado: desde pañales a yogures, cervezas, vinos, quesos o fruta.

El consumo de este tipo de comida se amplía a terrenos más amplios que la pura alimentación. Puede ser casualidad, pero la mayoría de los establecimientos de comida orgánica tiene además otros servicios como yoga, reiki o libros denominados de nueva conciencia, como El Vergel, un supermercado y restaurante vegetariano que organiza talleres de cocina y astrología o reiki. 

«Supongo que tiene que ver con que la persona que consume este tipo de productos es alguien muy concienciado con su persona, con su cuerpo, su mente... y suelen interesarse por aspectos más mentales, como el autoconocimiento», asegura María Eugenia Martín, directora de comunicación de Ecocentro, uno de los establecimientos pioneros en Madrid en el que, además de un supermercado, dispone de restaurante vegetariano, librería y escuela de salud. Y es que el consumidor biológico no sólo busca el placer de alimentarse, sino que va más allá y busca la coherencia, estar en paz con su entorno.«Hay gente que por motivos éticos considera aberrante consumir otro tipo de productos. 

Me parece muy bien, especialmente si lo contrastamos con los del lado opuesto, los que consumen productos basura... Al fin y al cabo, cada vez que compramos un producto estamos votando. No todo el mundo está a favor de McDonalds o Coca-Cola. En la compra de cada día se encuentra la democracia de hoy y eso es perfecto», concluye Jaime Arias.

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