La Casa Real inglesa.
Desde que Pippa Middleton enamorara al mundo entero con su vestido blanco de dama de honor, su belleza y su naturalidad en la boda de su hermana Katherine con el príncipe Guillermo de Inglaterra, su cuenta bancaria no ha parado de engordar.
El último zarpazo corresponde a un suculento cheque de 700.000 euros con la editorial Penguin para escribir un libro sobre organización de fiestas de etiqueta, según ha confirmado su agente esta semana.
Ya habría esbozado la estructura del libro, que abarca desde la decoración del espacio o la exquisita elección de la comida hasta un repaso a la normas de etiqueta elementales y una versión para fiestas infantiles.
Penguin compitió durante meses con las otras grandes británicas para hacerse con la imagen de Pippa, catapultada desde la boda real del 29 de abril, en la que robó protagonismo a su hermana. Al final se llevó el gato al agua quien más dinero puso. Pippa habría descartado también la oferta de contar con un escritor fantasma, léase, un negro a este lado de los Pirineos.
Lo escribirá ella. Sus asesores creen que los royalties, derechos internacionales y proyectos originados tras la publicación del libro generarán ingresos superiores al contrato firmado.
Pippa Middleton, de 28 años, rompió recientemente su relación con Alex Loudon, broker de la City y ex jugador de la selección inglesa de críquet, tras un romance de un año, por los supuestos celos de éste por el estatus de celebridad adquirido por ella. Amigos de la joven, en declaraciones a la prensa rosa inglesa, aseguran que, tras la ruptura, se ha refugiado en la escritura del libro. Pero lo cierto es que se le ha visto con diferentes galanes en los últimos meses.
El último, el banquero Thomas Kingston, de 34 años. Hasta la boda real, Pippa solía moverse por los círculos de alta sociedad y la aristrocracia británica pero, tras el enlace, seguido por 2.000 millones de televidentes de todo el mundo, los círculos se han ampliado geográficamente. En los últimos meses ha viajado por capitales europeas, dejándose ver en grandes eventos y restaurantes de lujo. Culta, guapa y elegante, Pippa es la segunda de los tres hijos de Michael y Carole, dos ex empleados de British Airways que crearon su propia empresa de artículos para fiestas, Party Pieces.
Al igual que su hermana ha recibido una educación exquisita. Ha estudiado en las mejores escuelas y universidades. Se licenció en Literatura Inglesa en la Universidad de Edimburgo, donde compartió casa con el hijo del duque de Roxburghe y con George Percy, heredero del ducado de Northumberland. Desde 2008 trabajaba en Table Talk, empresa de relaciones públicas, aunque se rumorea que habría empezado a trabajar para la compañía de energía geotérmica de Percy, su viejo amante universitario. Se encarga también de la web de la empresa de sus padres. En cualquier caso, sus ingresos no son suficientes para mantener su elevado nivel de vida, con el apartamento de Chelsea, el BMW descapotable y sus constantes viajes.
Desde su ingreso en la familia real le han llovido ofertas de todo tipo, algunas de ellas innombrables. Todo el mundo quiere asociar su imagen a su marca. Los almacenes Debenhams han comercializado, ante la demanda popular, una copia del vestido blanco escotado y ceñido, minimalista y con una sutil botonadura por la espalda, que lució en la boda, y del verde esmeralda que encandiló en la recepción posterior, en versión económica.
El portal de moda Net-a-porter también vende una réplica idéntica del vestido blanco de Alexander McQueen. La firma Modalu ha lanzado una línea de bolsos con su nombre y su estilo. Habría rechazado una oferta de la célebre presentadora americana Oprah Winfrey para presentar su propio programa en su canal de televisión.
La Casa Real sigue muy de cerca los pasos de Pippa y trata de vetar cualquier cosa que induzca a pensar a los ciudadanos que Pippa y su familia se están haciendo ricos gracias a su conexión real. De momento James, el pequeño de los Middleton, ha abierto cuatro empresas de pasteles, y los padres han multiplicado por diez las visitas a su web. También se han hecho con los derechos de imagen del cantante Justin Bieber.
Personas que conocen bien a Pippa comentan que su ambición es «insaciable» y que sólo le «mueve el dinero». Su sueño es crear su propia empresa de organización de eventos a partir de la web de la compañía de sus padres. Parece complicado que la Casa Real británica consiga controlar la ambición de los Middleton.
El último zarpazo corresponde a un suculento cheque de 700.000 euros con la editorial Penguin para escribir un libro sobre organización de fiestas de etiqueta, según ha confirmado su agente esta semana.
Ya habría esbozado la estructura del libro, que abarca desde la decoración del espacio o la exquisita elección de la comida hasta un repaso a la normas de etiqueta elementales y una versión para fiestas infantiles.
Penguin compitió durante meses con las otras grandes británicas para hacerse con la imagen de Pippa, catapultada desde la boda real del 29 de abril, en la que robó protagonismo a su hermana. Al final se llevó el gato al agua quien más dinero puso. Pippa habría descartado también la oferta de contar con un escritor fantasma, léase, un negro a este lado de los Pirineos.
Lo escribirá ella. Sus asesores creen que los royalties, derechos internacionales y proyectos originados tras la publicación del libro generarán ingresos superiores al contrato firmado.
Pippa Middleton, de 28 años, rompió recientemente su relación con Alex Loudon, broker de la City y ex jugador de la selección inglesa de críquet, tras un romance de un año, por los supuestos celos de éste por el estatus de celebridad adquirido por ella. Amigos de la joven, en declaraciones a la prensa rosa inglesa, aseguran que, tras la ruptura, se ha refugiado en la escritura del libro. Pero lo cierto es que se le ha visto con diferentes galanes en los últimos meses.
El último, el banquero Thomas Kingston, de 34 años. Hasta la boda real, Pippa solía moverse por los círculos de alta sociedad y la aristrocracia británica pero, tras el enlace, seguido por 2.000 millones de televidentes de todo el mundo, los círculos se han ampliado geográficamente. En los últimos meses ha viajado por capitales europeas, dejándose ver en grandes eventos y restaurantes de lujo. Culta, guapa y elegante, Pippa es la segunda de los tres hijos de Michael y Carole, dos ex empleados de British Airways que crearon su propia empresa de artículos para fiestas, Party Pieces.
Al igual que su hermana ha recibido una educación exquisita. Ha estudiado en las mejores escuelas y universidades. Se licenció en Literatura Inglesa en la Universidad de Edimburgo, donde compartió casa con el hijo del duque de Roxburghe y con George Percy, heredero del ducado de Northumberland. Desde 2008 trabajaba en Table Talk, empresa de relaciones públicas, aunque se rumorea que habría empezado a trabajar para la compañía de energía geotérmica de Percy, su viejo amante universitario. Se encarga también de la web de la empresa de sus padres. En cualquier caso, sus ingresos no son suficientes para mantener su elevado nivel de vida, con el apartamento de Chelsea, el BMW descapotable y sus constantes viajes.
Desde su ingreso en la familia real le han llovido ofertas de todo tipo, algunas de ellas innombrables. Todo el mundo quiere asociar su imagen a su marca. Los almacenes Debenhams han comercializado, ante la demanda popular, una copia del vestido blanco escotado y ceñido, minimalista y con una sutil botonadura por la espalda, que lució en la boda, y del verde esmeralda que encandiló en la recepción posterior, en versión económica.
El portal de moda Net-a-porter también vende una réplica idéntica del vestido blanco de Alexander McQueen. La firma Modalu ha lanzado una línea de bolsos con su nombre y su estilo. Habría rechazado una oferta de la célebre presentadora americana Oprah Winfrey para presentar su propio programa en su canal de televisión.
La Casa Real sigue muy de cerca los pasos de Pippa y trata de vetar cualquier cosa que induzca a pensar a los ciudadanos que Pippa y su familia se están haciendo ricos gracias a su conexión real. De momento James, el pequeño de los Middleton, ha abierto cuatro empresas de pasteles, y los padres han multiplicado por diez las visitas a su web. También se han hecho con los derechos de imagen del cantante Justin Bieber.
Personas que conocen bien a Pippa comentan que su ambición es «insaciable» y que sólo le «mueve el dinero». Su sueño es crear su propia empresa de organización de eventos a partir de la web de la compañía de sus padres. Parece complicado que la Casa Real británica consiga controlar la ambición de los Middleton.
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