Florentino Pérez y el milagro de los panes y los peces
Vender por 5.500 millones de pesetas a un futbolista cuyo gran aval es su tierna edad (21 años) supone, como mínimo, una conquista que, al menos, le dignifica por el respiro que provocará en una tesorería cuyos lamparones aumentarán en los próximos días con el desembolso de 18.000 millones de pesetas (11.600 para pagar el fichaje de Figo, 4.000 para ponerse al día con Hacienda y 3.000 para sellar los débitos pendientes con la plantilla).
Pero, ¿ha resultado rentable la contratación de la perla del barrio marginal de Trappes? Evidentemente, no. El pasado 29 de julio de 1999, Lorenzo Sanz y Juan Onieva se bronceaban en un yate de lujo, junto a la costa francesa (Saint Tropez), para cerrar con los responsables del Arsenal el que significaba el mayor desembolso jamás realizado en España por un futbolista profesional: 5.500 millones de pesetas.
Esa fue la versión oficial. Meses después, desveló una realidad tan cruda como la falta de adaptación de este delantero veloz, ágil y talentoso, pero cuyo comportamiento y abrupta psicología lo convertían en un fichaje cargado de minas explosivas.
Las malditas comisiones elevaron el precio de la operación hasta los 6.350 millones de pesetas -de eso pueden hablar mucho el gran hermano de Nicolas, Didier Anelka, y el agente Marc Roger-. Los 1.500 millones de pesetas que el Real Madrid tuvo que desembolsar de salida para consumar la contratación del parisino, y los más de 700 millones de pesetas que Anelka ha cobrado por una sola temporada en el Real Madrid (452 millones por contrato y cerca de 300 por derechos de imagen) han convertido en ruinosa una iniciativa que Lorenzo Sanz bautizó, hace 12 meses, como «una maravillosa locura».
Es más, este periódico ha tenido acceso a un anexo del contrato suscrito por el Real Madrid y Anelka el 5 de agosto de 1999. Dicho anexo, firmado por Lorenzo Sanz y el propio jugador francés, establece una segunda cláusula que resulta muy significativa: «En caso de que el Real Madrid transfiera al jugador D. Nicolas Anelka a otro club, obteniendo en la operación un beneficio neto superior a dos millones de dólares USA, el club se compromete a entregar al jugador el equivalente en pesetas (344 millones de pesetas), en el momento de la perfección del traspaso».
El equipo económico liderado por Florentino Pérez es el que tiene ahora que valorar si la operación esconde el referido beneficio neto, pero el citado acuerdo demuestra la generosidad y ligereza de los términos de una operación que al Real Madrid le supuso un desembolso récord para asegurarse los servicios de un jugador con un presente imperfecto y un futuro plagado de incógnitas.
El esfuerzo realizado por el París Saint Germain, el club en el que Anelka dio sus primeros pasos futbolísticos hace tres años, servirá para paliar el histórico pago (11.600 millones de pesetas, IVA incluido) que el Real Madrid efectuará mañana ante la Liga de Fútbol Profesional (LFP) para colocar sobre la espalda de Luis Figo la camiseta blanca con el 10.
Pero, globalmente, el análisis frío de los números deportivos de Anelka, ubicados en una balanza junto a sus números monetarios, destrozan el equilibrio hasta llegar a la conclusión de que la inversión efectuada ha resultado un fiasco para el actual campeón de Europa. Anelka cerró la temporada con sólo siete goles en su cuenta de resultados: dos en Liga, dos en Copa de Europa y tres en el Mundialito. A ellos hay que añadir el primero de todos, el que marcó en la víspera de Nochevieja en el partido contra la droga...
Anelka ha permanecido en un planeta ajeno al resto de los mortales. Desde su chalé de La Moraleja, Nico ha vivido aislado de la realidad, ensimismado en su PlayStation, su música rap, su móvil permanentemente ocupado y en las películas de Clint Eastwood y Jacky Chan.
Vicente del Bosque lo tenía tan claro que, a pesar de lo decisivos que fueron sus dos goles al Bayern Múnich en la última semifinal de la Champions, dejó claro en un informe que el parisino debía regresar a su casa cercana a Versalles.
Desde Nyon, el entrenador salmantino no pudo ser más rotundo: «El único pero que le pongo a Anelka es que nunca ha estado plenamente identificado con lo que significa jugar en un club como el nuestro y lo que significa este escudo y esta camiseta. Es cierto que tuvo una buena participación en el equipo al final de la temporada, pero el resto del tiempo estuvimos luchando con Aganzo, Meca y Zárate...».
Al menos, Florentino Pérez ha dado un giro de tuerca interesante, dado que con el traspaso al PSG se ha asegurado el cobro del 40% de la plusvalía en caso de que el club francés traspase en el futuro a Anelka por un mínimo de 6.500 millones de pesetas.
Los grandes beneficiados de su marcha serán, por este orden, Fernando Morientes y Fernando Hierro. El delantero manchego no pudo alcanzar el pasado ejercicio su habitual registro goleador por culpa de sus suplencias, y el malagueño estaba harto de los desplantes de Nicolas Sebastien Anelka. Un personaje.
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